Capítulo: El cavalierismo.-
¿QUÉ ES EL CAVALIERISMO?.-
El cavalierismo es una empresa dedicada al negocio
de los servicios sociales de salud, turismo y esparcimiento a los afiliados a
los sindicatos de la FAECYS; por otra parte es especialista en brindar
seguridad antisindical a las empresas nacionales y multinacionales que deciden
encuadrar a su personal en el convenio colectivo de empleados de comercio
130/75 para evitar que estos se organicen de manera democrática y exijan
mejores condiciones de trabajo.
En los hechos el sindicato no tiene la obligación
de darle respuestas al trabajador más allá de las que el trabajador pueda
pagar.
El cavalierismo ha logrado que los trabajadores
piensen que su sindicato es una clínica privada, una farmacia, una agencia de
turismo antes que un lugar desde donde se gestan las estrategias que mitiguen
la explotación que oprime desde el repositor externo, pasando por el cajero,
llegando al telemarketer del call center.
IDEOLOGÍA
CAVALIERISTA.-
El pensamiento cavalierista se basa en el concepto
de la justificación de cualquier atropello patronal contra los trabajadores.
Niega y reniega de la historia de los luchadores
mercantiles que alguna vez hicieron que la dirigencia mercantil profesara la
tradición de la solidaridad y la militancia.
Los cavalieristas profesan la idea de que antes y
después de ellos no hubo ni habrá nada, es una práctica sectaria enquistada en
el interior del desmovilizado sector mercantil, responde a las patronales para
traicionar y negociar las condiciones de trabajo y por supuesto el salario de
los trabajadores.
Ningún dirigente cavalierista que se respeta anda
por la vida sin un zapato que valga el salario de un mes de un repositor, un
reloj la indemnización de un delegado decepcionado, sus cartillas de avón son
sobre de autos de alta gama que exhiben en las reuniones de comisión directiva
o en los congresos en lujosos hoteles a los que los afiliados mercantiles no
podrían ingresar con su salario.
El respeto es para quienes obtienen mejores
resultados en estos campos, sin quedar expuestos, esos son los dirigentes más
exitosos y admirados, los que evaden al fisco, los que no son detectados por la
AFIP, los que logran camuflar sus bienes a nombre de otros.
En la actualidad ningún secretario general puede
demostrar pertenecer a la actividad, así como no existen delegados gremiales en
cargos de decisión. Todos tienen múltiples ingresos que se cargan a la cuenta
del afiliado.
El cavalierismo no hace visible –más bien combate-
las luchas gremiales que se dan los trabajadores al interior de las empresas,
porque conspira de cualquier manifestación de las bases, puede pasar años
apostando al diálogo, no confronta con los patrones pero se enfrenta a los que
no siguen esta línea, los declara “inorgánicos”, “zurdos” “piqueteros”,
justificativo más que suficiente para que una jauría de cavalieristas obsecuentes,
se lancen contra esos trabajadores, mientras el resto observa.
Los magros resultados gremiales del cavalierismo a
lo largo de su historia, no responden a una falta de "capacidad de
gestión", el cavalierismo es una organización empresarial altamente
efectiva en sus objetivos.-
Cuando un delegado no sigue los mandatos
cavalieristas y reclama respondiendo a las bases, se lo expulsa del sindicato o
se actúa en connivencia para que la patronal pueda ejecutar un proceso de
desafuero a través de una feroz y desgastante persecución judicial sobre el
representante gremial de base.
Bajo la consigna “orgánica sindical” el
cavalierismo realiza pactos de silencio, encubrimiento, abandono del ejercicio
de la representación, expulsa representantes honestos y leales a los
trabajadores.
COMERCIO CON EMPLEADOS.- Uno
de los negocios del cavalierismo es la venta de garantías para la explotación
laboral y económica a gran escala de los trabajadores incluidos compulsivamente
en el convenio colectivo de trabajo 130/75.
El cavalierismo ha montado un negocio millonario
sobre la publicitada ineficiencia de OSECAC, la obra social más numerosa de
Argentina. Si el trabajador llama al 0800 de OSECAC le ofrecen turnos dentro de
60 días, por su parte los consultorios
del sindicato “atienden más rápido”.
Acceder a esta eficiencia tiene un requisito: ser
afiliado al sindicato.
En este esquema, la afiliación del trabajador deja
de ser una tarea gremial y pasa a ser una estrategia comercial. Todo cierra
perfecto. El cavalierismo es una de las maquinas más perfectas de hacer dinero
con la miseria: la suya, la humana; la de los trabajadores, la salarial.
Los
cavalieristas administran OSECAC y son dueños de APRESA, es decir; quienes generan
el problema, venden la solución.
Hacer que el 0800 de OSECAC no dé respuestas
eficaces, negociar bajos salarios que no le permiten al trabajador acceder con
su salario al jarabe para el hijo con fiebre, o el pañal para el bebé. “Afiliate
y lo tenés gratis”, así ha ido generando la dependencia, generan una
necesidad para luego satisfacerla, es el abc del marketing.
A pesar del diagnóstico complicado para los
empleados de comercio de Argentina, se puede decir también que en los últimos
años se produjo la irrupción de una nueva corriente de cuerpos de delegados que
logran flanquear todos los obstáculos que las empresas aplican en complicidad
con el cavalierismo para garantizar el monopolio de la representación y
debilitar relativamente el daño que producen las estructuras cavalieristas.
¿COMO SE CARACTERIZA UN SINDICATO CAVALIERISTA?
1) El sindicato cavalierista no
practica la democracia entre los trabajadores. Es decir que no consulta a los
trabajadores afiliados a su sindicato o a quienes representan, sobre sus
acciones, decisiones y actitudes, siempre llega acuerdo con los patrones a
espaldas de los trabajadores.
2) El sindicato cavalierista hace
sus discusiones con los patrones, de los convenios colectivos, o de cualquier
otro problema que tengan los trabajadores, sin presencia de testigos, en
lujosos restaurantes; cuando son problemas de menor importancia en las oficinas
de las empresas a puerta cerrada. Firman cualquier acta, compromiso o convenio
colectivo, sin consultarle a los trabajadores.
3) El sindicato cavalierista practica
el terrorismo sindical. Cuando algún trabajador les critica, lo persiguen, lo
amenazan, lo intimidan metiéndoles terrorismo psicológico, sino tienen 3 o 4
secuaces que se encargan de hacerles el trabajo o sencillamente lo mandan a
despedir. El cavalierismo es enemigo de las asambleas y de la
participación de los trabajadores.
4) El sindicato cavalierista no
organiza, ni deja que los trabajadores luchen por nada, cuando permite una
acción por parte de los trabajadores es porque se siente presionado, porque los
reclamos están suficientemente justificados y temen que los trabajadores le
pasen por encima, allí actúa como camisa de fuerza, en otros casos cuando la
burocracia sindical permite una acción por parte de los trabajadores, es
simplemente para presionar al patrón, para que este ceda a sus apetencias
personales.
5) El sindicato cavalierista,
es demagogia, siempre está ofreciendo cosas a los trabajadores que jamás
cumple. Entrega a los trabajadores en cualquier conflicto, es vendido y
corrupto por los privilegios y las prebendas que recibe a cambio de sus
traiciones. También tienen sus cómplices en las secretarías del trabajo. Si sus
dirigentes sindicales tienen algún comportamiento igual o similar a los que
mencionamos anteriormente, aunque se digan enemigos de Cavalieri, simplemente
están ante la presencia de dirigentes cavalieristas.
EL
DELEGADO CAVALIERISTA.- Los delegados cavalieristas
se lavan la cara de carneros con el sudor y el sacrificio humano de las luchas
que llevan su tiempo conquistarlas, mientras tanto celebran las represalias
patronales que sufren los luchadores. Son gurúes a la hora transmitir la
enseñanza del que reparte consejos sobre la leche derramada, de quien apuesta
al fracaso para reivindicar su postura del por qué no se involucran en esas
luchas que muchas veces inducen.
Un delegado honesto ve en la lucha sindical una
oportunidad para dignificar el trabajo de todos, los delegados cavalieristas lo
ven como un simple negocio, no tienen compañeros, los trabajadores son clientes
para los consultorios médicos privados del sindicato, que se construyen sobre
la ineficiencia adrede, de la obra social que sus propios jefes administran.
¿COMO SE MANTIENE UN DELEGADO CAVALIERISTA EN SU
CARGO?.- Cuando hay elecciones si los trabajadores
quieren formar una lista que no responda a los valores cavalieristas, deben
superar una serie de obstáculos solamente para poder participar; el primero de
todos es la desinformación sobre la fecha del comicio. Los delegados
cavalieristas son protegidos por la dirigencia que busca perpetuarse en el
poder para resguardar su negocio, en general los trabajadores toman
conocimiento de la elección de delegados el día del comicio con la urna cuando
ya está puesta en el lugar de trabajo para que voten. Si logran superar esa
barrera de desinformación, el delegado cavalierista señala a la empresa a los
opositores que deben ser despedidos. Si lo superan, lo espera otro obstáculo,
la empresa otorga franco masivos el día de la elección a sus posibles votantes.
En empresas que tienen más de una sucursal como Coto, semanas previas los
cavalieristas trasladan sus votantes al lugar donde su candidato corre peligro
de quedar afuera.
La empresa colabora adulterando los recibos de
sueldo para cumplir los requisitos de antigüedad para votar. En este contexto
los cavalieristas alegan que existe libertad sindical por el hecho de que
realizan elecciones de delegados.
Aún así, muchas veces pierden, entonces el aparato
cavalierista les pone a su disposición el capital para recuperar el terreno
perdido, mientras tanto operan negativamente sobre el ánimo de los
trabajadores, porque los trabajadores enojados son la materia prima que
necesitan para conspirar, ellos suponen que el descontento con los nuevos
delegados hace subir sus acciones y entonces volverán votarlos, porque los
delegados cavalieristas tienen mucho talento para subestimar a la gente.
Y cada mes pasan por sus gremios a cobrar las
comisiones por cada paciente que derivan con sus ‘desinteresadas’ gestiones de
turnos y la empresa le reconoce las horas de trabajo que no trabajó, es su
retribución a su militancia del desánimo que solo le conviene a los
cavalieristas y a la empresa.
Los cavalieristas jamás podrían caminar en la vida
con la dignidad que lo hacen muchas de esas personas que luchan a pesar de
todas las represalias, ni pueden entender que hay cosas que no tienen precio.
Los cavalieristas ponen su precio, alguien lo paga. Es todo.