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lunes, 29 de junio de 2020

EL MODELO SINDICAL EN COMERCIO 1976-2020.-


Capítulo: El cavalierismo.-



¿QUÉ ES EL CAVALIERISMO?.- 

El cavalierismo es una empresa dedicada al negocio de los servicios sociales de salud, turismo y esparcimiento a los afiliados a los sindicatos de la FAECYS; por otra parte es especialista en brindar seguridad antisindical a las empresas nacionales y multinacionales que deciden encuadrar a su personal en el convenio colectivo de empleados de comercio 130/75 para evitar que estos se organicen de manera democrática y exijan mejores condiciones de trabajo.
En los hechos el sindicato no tiene la obligación de darle respuestas al trabajador más allá de las que el trabajador pueda pagar.

El cavalierismo ha logrado que los trabajadores piensen que su sindicato es una clínica privada, una farmacia, una agencia de turismo antes que un lugar desde donde se gestan las estrategias que mitiguen la explotación que oprime desde el repositor externo, pasando por el cajero, llegando al telemarketer del call center.  


IDEOLOGÍA CAVALIERISTA.-

El pensamiento cavalierista se basa en el concepto de la justificación de cualquier atropello patronal contra los trabajadores.

Niega y reniega de la historia de los luchadores mercantiles que alguna vez hicieron que la dirigencia mercantil profesara la tradición de la solidaridad y la militancia.

Los cavalieristas profesan la idea de que antes y después de ellos no hubo ni habrá nada, es una práctica sectaria enquistada en el interior del desmovilizado sector mercantil, responde a las patronales para traicionar y negociar las condiciones de trabajo y por supuesto el salario de los trabajadores.

Ningún dirigente cavalierista que se respeta anda por la vida sin un zapato que valga el salario de un mes de un repositor, un reloj la indemnización de un delegado decepcionado, sus cartillas de avón son sobre de autos de alta gama que exhiben en las reuniones de comisión directiva o en los congresos en lujosos hoteles a los que los afiliados mercantiles no podrían ingresar con su salario.
El respeto es para quienes obtienen mejores resultados en estos campos, sin quedar expuestos, esos son los dirigentes más exitosos y admirados, los que evaden al fisco, los que no son detectados por la AFIP, los que logran camuflar sus bienes a nombre de otros.
En la actualidad ningún secretario general puede demostrar pertenecer a la actividad, así como no existen delegados gremiales en cargos de decisión. Todos tienen múltiples ingresos que se cargan a la cuenta del afiliado.

El cavalierismo no hace visible –más bien combate- las luchas gremiales que se dan los trabajadores al interior de las empresas, porque conspira de cualquier manifestación de las bases, puede pasar años apostando al diálogo, no confronta con los patrones pero se enfrenta a los que no siguen esta línea, los declara “inorgánicos”, “zurdos” “piqueteros”, justificativo más que suficiente para que una jauría de cavalieristas obsecuentes, se lancen contra esos trabajadores, mientras el resto observa.

Los magros resultados gremiales del cavalierismo a lo largo de su historia, no responden a una falta de "capacidad de gestión", el cavalierismo es una organización empresarial altamente efectiva en sus objetivos.-

Cuando un delegado no sigue los mandatos cavalieristas y reclama respondiendo a las bases, se lo expulsa del sindicato o se actúa en connivencia para que la patronal pueda ejecutar un proceso de desafuero a través de una feroz y desgastante persecución judicial sobre el representante gremial de base.

Bajo la consigna “orgánica sindical” el cavalierismo realiza pactos de silencio, encubrimiento, abandono del ejercicio de la representación, expulsa representantes honestos y leales a los trabajadores.

COMERCIO CON EMPLEADOS.- Uno de los negocios del cavalierismo es la venta de garantías para la explotación laboral y económica a gran escala de los trabajadores incluidos compulsivamente en el convenio colectivo de trabajo 130/75.

El cavalierismo ha montado un negocio millonario sobre la publicitada ineficiencia de OSECAC, la obra social más numerosa de Argentina. Si el trabajador llama al 0800 de OSECAC le ofrecen turnos dentro de 60 días, por su parte los consultorios del sindicato “atienden más rápido”.
Acceder a esta eficiencia tiene un requisito: ser afiliado al sindicato.

En este esquema, la afiliación del trabajador deja de ser una tarea gremial y pasa a ser una estrategia comercial. Todo cierra perfecto. El cavalierismo es una de las maquinas más perfectas de hacer dinero con la miseria: la suya, la humana; la de los trabajadores, la salarial.
Los cavalieristas administran OSECAC y son dueños de APRESA, es decir; quienes generan el problema, venden la solución.

Hacer que el 0800 de OSECAC no dé respuestas eficaces, negociar bajos salarios que no le permiten al trabajador acceder con su salario al jarabe para el hijo con fiebre, o el pañal para el bebé. “Afiliate y lo tenés gratis”, así ha ido generando la dependencia, generan una necesidad para luego satisfacerla, es el abc del marketing.

A pesar del diagnóstico complicado para los empleados de comercio de Argentina, se puede decir también que en los últimos años se produjo la irrupción de una nueva corriente de cuerpos de delegados que logran flanquear todos los obstáculos que las empresas aplican en complicidad con el cavalierismo para garantizar el monopolio de la representación y debilitar relativamente el daño que producen las estructuras cavalieristas.

¿COMO SE CARACTERIZA UN SINDICATO CAVALIERISTA?
1) El sindicato cavalierista no practica la democracia entre los trabajadores. Es decir que no consulta a los trabajadores afiliados a su sindicato o a quienes representan, sobre sus acciones, decisiones y actitudes, siempre llega acuerdo con los patrones a espaldas de los trabajadores.

2) El sindicato cavalierista hace sus discusiones con los patrones, de los convenios colectivos, o de cualquier otro problema que tengan los trabajadores, sin presencia de testigos, en lujosos restaurantes; cuando son problemas de menor importancia en las oficinas de las empresas a puerta cerrada. Firman cualquier acta, compromiso o convenio colectivo, sin consultarle a los trabajadores.

3) El sindicato cavalierista practica el terrorismo sindical. Cuando algún trabajador les critica, lo persiguen, lo amenazan, lo intimidan metiéndoles terrorismo psicológico, sino tienen 3 o 4 secuaces que se encargan de hacerles el trabajo o sencillamente lo mandan a despedir. El cavalierismo es enemigo de las asambleas y de la participación de los trabajadores.

4) El sindicato cavalierista no organiza, ni deja que los trabajadores luchen por nada, cuando permite una acción por parte de los trabajadores es porque se siente presionado, porque los reclamos están suficientemente justificados y temen que los trabajadores le pasen por encima, allí actúa como camisa de fuerza, en otros casos cuando la burocracia sindical permite una acción por parte de los trabajadores, es simplemente para presionar al patrón, para que este ceda a sus apetencias personales. 

5) El sindicato cavalierista, es demagogia, siempre está ofreciendo cosas a los trabajadores que jamás cumple. Entrega a los trabajadores en cualquier conflicto, es vendido y corrupto por los privilegios y las prebendas que recibe a cambio de sus traiciones. También tienen sus cómplices en las secretarías del trabajo. Si sus dirigentes sindicales tienen algún comportamiento igual o similar a los que mencionamos anteriormente, aunque se digan enemigos de Cavalieri, simplemente están ante la presencia de dirigentes cavalieristas.

EL DELEGADO CAVALIERISTA.- Los delegados cavalieristas se lavan la cara de carneros con el sudor y el sacrificio humano de las luchas que llevan su tiempo conquistarlas, mientras tanto celebran las represalias patronales que sufren los luchadores. Son gurúes a la hora transmitir la enseñanza del que reparte consejos sobre la leche derramada, de quien apuesta al fracaso para reivindicar su postura del por qué no se involucran en esas luchas que muchas veces inducen.

Un delegado honesto ve en la lucha sindical una oportunidad para dignificar el trabajo de todos, los delegados cavalieristas lo ven como un simple negocio, no tienen compañeros, los trabajadores son clientes para los consultorios médicos privados del sindicato, que se construyen sobre la ineficiencia adrede, de la obra social que sus propios jefes administran.

¿COMO SE MANTIENE UN DELEGADO CAVALIERISTA EN SU CARGO?.- Cuando hay elecciones si los trabajadores quieren formar una lista que no responda a los valores cavalieristas, deben superar una serie de obstáculos solamente para poder participar; el primero de todos es la desinformación sobre la fecha del comicio. Los delegados cavalieristas son protegidos por la dirigencia que busca perpetuarse en el poder para resguardar su negocio, en general los trabajadores toman conocimiento de la elección de delegados el día del comicio con la urna cuando ya está puesta en el lugar de trabajo para que voten. Si logran superar esa barrera de desinformación, el delegado cavalierista señala a la empresa a los opositores que deben ser despedidos. Si lo superan, lo espera otro obstáculo, la empresa otorga franco masivos el día de la elección a sus posibles votantes. En empresas que tienen más de una sucursal como Coto, semanas previas los cavalieristas trasladan sus votantes al lugar donde su candidato corre peligro de quedar afuera. 

La empresa colabora adulterando los recibos de sueldo para cumplir los requisitos de antigüedad para votar. En este contexto los cavalieristas alegan que existe libertad sindical por el hecho de que realizan elecciones de delegados.  
Aún así, muchas veces pierden, entonces el aparato cavalierista les pone a su disposición el capital para recuperar el terreno perdido, mientras tanto operan negativamente sobre el ánimo de los trabajadores, porque los trabajadores enojados son la materia prima que necesitan para conspirar,  ellos suponen que el descontento con los nuevos delegados hace subir sus acciones y entonces volverán votarlos, porque los delegados cavalieristas tienen mucho talento para subestimar a la gente.

Y cada mes pasan por sus gremios a cobrar las comisiones por cada paciente que derivan con sus ‘desinteresadas’ gestiones de turnos y la empresa le reconoce las horas de trabajo que no trabajó, es su retribución a su militancia del desánimo que solo le conviene a los cavalieristas y a la empresa.
Los cavalieristas jamás podrían caminar en la vida con la dignidad que lo hacen muchas de esas personas que luchan a pesar de todas las represalias, ni pueden entender que hay cosas que no tienen precio. Los cavalieristas ponen su precio, alguien lo paga. Es todo.

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