CIS
COMUNICA.- 11/02/2018.- Se educó en un colegio árabe de la
comunidad islámica. Vivió su adolescencia en Siria volvió a la
Argentina en 2009 cuando ese país se preparaba para una nueva
guerra. En el último Ramadán solicitó -tal como lo permite el
convenio colectivo- los “Días del Sacrificio”, para dedicarlos a
la religión. Coppel que hizo un acuerdo con los sindicatos del
sector para que un empleado haga el trabajo de tres, lo consideró
como algo improductivo en sus nuevos estándares de explotación y lo
echó.
Mohamed
Amir Khaiat, 25 años, estudiante de la carrera de derecho en la
Universidad de La Plata, empleado de comercio en la mexicana Coppel.
Musulman Sunny por herencia paterna.
Su
padre, un ex combatiente en la guerra del Líbano, migró para
Argentina a mediados de los 80’ porque prefería “vivir en un
carpa en Irak” con tal de salir del infierno en el que los
conflictos armados con Israel y la guerra civil y el posterior golpe
de estado de las sendas dictaduras de los Al Assar padre hijo
convirtieron al país.
Hace
dos años junto a sus compañeros y compañeras, hartos de que el
sindicato de comercio no los representara o los delatara cuando iban
a quejarse, se afilió a CTA, “después aparecieron los del SEC,
hicieron una elección relámpago, votaron 4 personas, dos eran
eventuales y ahora el SEC y Coppel cuando quieren perjudicarte dicen
‘eso ya lo acordamos con el sindicato”.
El
acuerdo con el sindicato, refiere a un acuerdo a la baja que en junio
del año pasado, legalizó en Coppel la multiplicidad de tareas. Una
brutal flexibilización que los sindicatos cuyo documento no quieren
hacer público porque ‘se prenden fuego’, afecta el principio de
progresividad, “ius variandi”, e irrenunciabilidad, entre otras
derechos fundamentales.
En
uno de sus párrafos dice que “teniendo en cuenta la particular
situación de la empresa y los resultados negativos... acordaron la
implementación a partir de junio de 2017, de un esquema de
trabajo... de modo de promover la eficiencia organizativa y la mejor
atención al cliente” en el documento también se detalla que todos
tienen que hacer ‘de todo’ como en un supermercado chino.
Cuando
el cajero no tenga clientes, el empleador puede mandarlo a que
suplante al vendedor, el vendedor hacer lo propio descargando
mercadería que es tarea de los recepcionistas, el recepcionista ir a
limpiar los baños, el que limpia los baños colaborar en la
recaudación de efectivo, y a su vez todos deben hacer de todo, a
cambio de un “suplemento especial de fallo de caja, “no
remunerativo conforme” Art. 30 del CCT 130/75” cuyo valor es de $
6 por hora proporcional al contrato de trabajo.
En
ese esquema, un trabajador que hace uso de sus licencias por estudio,
para practicar la fe que profesa, sumadas a las pausas de unos
minutos para los rezos diarios, lo hacen un empleado improductivo en
sus nuevos estándares de explotación. La gerente del local le
comunicó la decisión “y se fue a comerse un yogur”.
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