CIS Comunica.-
31/10/2018.- A 40 días de culminar su último mandato, Armando
Cavalieri perdió el control político del gremio y el completo
respeto de las bases mercantiles, hecho que lo obligó a sentarse a negociar una
salida con su contrincante Ramón Muerza. Inexperto en la negociación
desde la debilidad, ejecuta maniobras que promueven su propio
desgaste. Con una pésima lectura de las condiciones políticas,
negacionista de sus posibilidades, confía su impunidad a un gobierno al que electoralmente le sirve preso, lo necesita destituido, derrotado
en la urnas, degradado de alguna manera.
En el país existen alrededor de dos millones de empleados de
comercio, aunque el 60% de ellos están en la informalidad y no votan en
el sindicato, si lo hacen por políticos de los que Cavalieri
espera le devuelvan favores. Ninguno de ellos en sus cabales asumiría
tamaño riesgo.
El traspié del pasado 28 de septiembre, expuso la radiografía de su poder. Reducido al voto cautivo del personal del sindicato, la obra social, compañeros y compañeras que deberían estar representados por el sindicato UTEDYC que inexplicablemente jamás reclamó la patria potestad de sus huérfanos. La oposición aseguró que de llegar a la conducción no habrá persecución como según dicen prometió el oficialismo si no concurrían a votarlos.
Hasta el 9 de diciembre próximo hay tiempo para algún acuerdo. Si hasta entonces no existe convocatoria que habilite una prorroga de mandato, el sindicato entraría en estado de acefalía, esta situación abriría las puertas al ministerio de trabajo para que intervenga y convoque a elecciones, porque tiene el derecho, la facultad y la obligación de hacerlo como organismo de control si la comisión directiva actual no se pone de acuerdo.
Por estatuto el que gana el sindicato también administra la obra social
OSECAC y por su propio peso la federación FAECyS. Sin un acuerdo con su oposición, la
permanencia del sector cavalierista en la federación es inviable.
Ocupan media docena de secretarías cuyos miembros -al igual que el
propio Cavalieri- carecen de representación real.
Lo mismo en los ámbitos del sindicalismo internacional, donde
Cavalieri apostó siempre a la presencia de tecnócratas, un mal
hábito del que adolecen casi todas las organizaciones sindicales del
continente.
La consecuencia: En esos foros, jamás se habla de los
problemas reales de los trabajadores y trabajadoras más allá de citarlos a través de las estadísticas que arroja la desidia que se promete combatir.FAECyS preside el sindicato global de comercio y servicios, UNI Global Union, con sede en Nyon, Suiza, representa a más de 20 millones de trabajadores de más de 900 sindicatos. Para algunos de ellos -especialmente los europeos- cayó como una burla que Rubén Cortina, su actual presidente mocionara a favor de un ex-espía de la dictadura como integrante de la junta electoral que llevó adelante el fallido proceso eleccionario que culminó el 28 de septiembre, tras desoír a la justicia y parte de la propia comisión directiva. No es un secreto en el mundo que de los 30 mil desaparecidos durante los años de plomo en nuestro país, 80% de ellos eran obreros y delegados gremiales.
Cortina, es abogado y actual secretario de relaciones internacionales de FAECyS, presidió muchos años UNI Américas, cargo que dejó hace unos meses para asumir la presidencia en la esfera mundial de esa
organización, lo sucedió otro argentino, Héctor Daer del sindicato de la sanidad.
El 28 de septiembre, al mediodía con la elección en marcha, el ministerio de trabajo flexibilizó los requisitos para emitir el voto. "Hasta un enfermero podía votar si pasaba por enfrente". De hecho la oposición afirma que trabajadores de la sanidad fueron a votar por Cavalieri. Esto fue posible ya que el padrón nunca estuvo a disposición de la lista opositora.
El 28 de septiembre, al mediodía con la elección en marcha, el ministerio de trabajo flexibilizó los requisitos para emitir el voto. "Hasta un enfermero podía votar si pasaba por enfrente". De hecho la oposición afirma que trabajadores de la sanidad fueron a votar por Cavalieri. Esto fue posible ya que el padrón nunca estuvo a disposición de la lista opositora.
“El viejo tiene
que irse por la puerta grande”. Esa puerta está bloqueada por
trabajadores que se resisten a otorgarle ese privilegio, tal vez
perdió su oportunidad. Como siempre todo será cuestión tiempo.