Es el caso de la empresa de limpieza Simplia Sociedad Anónima, una de las tercerizadoras más grandes del país, propiedad del dirigente riverplatense Raúl Galán, que por estos días lleva adelante un proceso de ‘limpieza’ y reducción de derechos de su personal que incluye despidos fraudulentos, deudas salariales y previsionales además de la exclusión del personal administrativo del convenio colectivo en el que estaban cuyo signatario es el Sindicato de Comercio de Capital Federal.
Durante la pandemia, los problemas de los trabajadores de Simplia se acrecentaron, con maniobras repetidas, pese a que siguieron operando durante la cuarentena y facturando de sus licitaciones entre las firmas que van desde la Casa Rosada a la poderosa Acindar, Techint, Coca Cola, etc.
El personal que esta empresa destina a las oficinas de ART Asociart, denuncian que no han percibido su salario, así como las horas extras de las interminables jornadas que realizan que tampoco las perciben y cuando les pagan gran parte de eso se hace en la absoluta informalidad.
Tampoco les otorgan elementos de protección suficientes, por lo que deben reutilizarlos, que provocó el contagio de toda una cuadrilla de sanitización que son destinados a fumigar ambientes de alto riesgo de contagio.
Esta desidia se cobró la vida de dos trabajadores como consecuencia del Covid-19, César Toledo y Gastón Ponce, uno de los fallecidos (Gastón) contagió a su padre que también falleció.
Con presencia en Córdoba, Santa Fe, Mendoza y Buenos Aires, Simplia no titubeo en presionar al personal de riesgo para que abandonara su licencia y retornara al trabajo, aunque ya no les estaban haciendo los aportes de obra social, otro de los problemas que ha proliferado entre los perjuicios que soportan los trabajadores esenciales, donde el respeto al tercerizado sigue siendo invisible a los ojos de la justicia y los sindicatos.
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